El pasado 19 de enero falleció Alan Riquelme, un trabajador de la empresa frutícola Moño Azul, tras ingresar a una cámara de frío en circunstancias que están siendo investigadas.
Riquelme tenía 24 años y llevaba cinco años trabajando en la empresa como ayudante de maquinista. Su muerte dejó a su esposa, Florencia Durazzi, y a sus tres hijos pequeños, de 5 años, 3 años y 16 meses.
Durazzi dialogó con Primera Palabara de Show CDC (lunes a viernes de 8 a 11) e informó que la autopsia realizada dio como resultado la causa de la muerte: un edema pulmonar provocado por la falta de oxígeno, producto de un confinamiento ambiental. Según las pericias, Riquelme recibió la orden de abrir una cámara de atmósfera controlada, la cual debía ser abierta y ventilarse durante un tiempo antes de poder ingresar. No obstante, según denuncian los trabajadores y su familia, el ingreso a estas cámaras se realiza de manera habitual para controlar la fruta, pese a que está prohibido.

La mujer expresó su dolor y la necesidad de justicia: “Le pedimos a la justicia que observe y que vea todas las irregularidades a las que están sometidos los trabajadores«. Además, denunció que su esposo estaba mal categorizado y realizaba tareas que no le correspondían, ya que, aunque su puesto era el de ayudante de maquinista, realizaba tareas propias de un maquinista sin percibir la remuneración adecuada.
La viuda también señaló que esta irregularidad afectó incluso los trámites posteriores a su fallecimiento. “Estaba mal categorizado y esto nos afectó en todo, incluso en la atención y trámites para mis hijos”, afirmó. A pesar del respaldo del gremio, Durazzi considera insuficientes las respuestas recibidas hasta el momento y reclama que se reconozcan las responsabilidades. “Esto no puede quedar en la nada. Necesitamos al menos que asuman las culpas, que las responsabilidades se reconozcan, hay culpables”, enfatizó.
Florencia, que trabaja como docente, manifestó su gratitud por el respaldo recibido, aunque remarcó que nada podrá devolverle a su esposo. “Gracias a Dios soy docente y tengo trabajo, tengo apoyo familiar grande y podemos solventar las cuentas, ahora estamos recibiendo algunas asignaciones que nos corresponden por lo que pasó, lo que perdimos es muchísimo”, expresó.
Florencia Durazzi insiste en que la muerte de su esposo no puede quedar impune y pide que las condiciones laborales mejoren para evitar más tragedias. “Queremos que esto también cambie ahí adentro, que haya capacitaciones”, finalizó.